1/9/13

Historia del Tianguis





El T i a n g u i s  d e l  C h o p o  es un espacio de encuentro comercial con más de 30 años de existencia que permite acercarse a diversas expresiones musicales, artísticas y culturales; es un lugar de contacto con un mundo igualmente colorido y obscuro —esto es, carente de color— donde sobresale la diversidad de cada expresión juvenil y las diversas manifestaciones de formas de ser y hacer que nos presentan un amplio abanico de identidades.




El primer antecedente histórico de este espacio fue un "Tianguis de Música” que organizó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1980 y que, en principio, tendría una duración de un mes, organizado por la entonces directora del  Museo del Chopo de la UNAM, Ángeles Mastreta.

Tal esfuerzo contó con la participación de Jorge Pantoja, entonces promotor cultural y fue tan exitoso que el proyecto se extendió dos años  consecutivos, para pasar, gradualmente, a convertirse  una costumbre de comercio e intercambio informales que fue dando  cara al Tianguis tal y como lo conocemos actualmente.


Esa primera versión del Tianguis, por iniciativa de la escritora Mastreta, se ubicó en la calle de Enrique González Martínez, pero, antes, esa misma calle, era identificada como  calle Chopo.

 Mas, esta ubicación, cambió, en 1985, ¿la razón? La Delegación Cuauhtémoc, decidió, con cierta unilateralidad, “desalojar” el Tianguis, que ya no era coordinado por el Museo del Chopo, en ese momento, pero sí había tomado cierto cause independiente.

Tal desalojo, provocó que se buscaran nuevos espacios para hacer del Tianguis, en principio, un  espacio de intercambio cultural netamente. Una primera opción fue un viejo estacionamiento ubicado en la Colonia San Rafael, después se intentó en el Casco de Santo Tomás, cerca del IPN, para después organizarlo en el estacionamiento de la Facultad de Arquitectura.


Empero, cada esfuerzo, no lograba consolidarse y de alguna manera, el ya identificado Tianguis del Chopo, demandaba, en principio, una congruencia entre el nombre del Tianguis y su ubicación.

Es hasta 1987 en que el tianguis ocupa su lugar, donde actualmente lo encontramos; esto es, en las calles de Sol y Luna de la Colonia Guerrero. Producto de acuerdo  entre algunos de los personajes que, comercialmente, fueron controlando la venta y renta de bodegas que, justamente, están cerca de las calles de Sol y Luna y ciertas autoridades de la Delegación el carácter contracultural del Tianguis, en apariencia se ha mantenido, pero estructuralmente se ha consolidado, más bien, como un espacio comercial donde la ganancia y la utilidad rigen la convivencia a pesar, ciertamente, de ser una expresión de contracultural.


Es este rasgo el que hace, al Chopo, una especie de Palacio de Hierro de la contracultura porque es un lugar donde se vende y compra una imagen, el acceso a una identidad y, sobre todo, donde se lucra con la contracultura. 


De la misma forma que el ser “Totalmente Palacio” da una identidad y un estatus, ir al Chopo, compran en el Chopo es acceder  a una identidad de contracultura, mediada por lo comercial, que, en sentido estricto poco tiene que ver con la contracultura y más bien mucho que compartir con el interés comercial que esta tienda departamental comparte con el Tianguis. Alguien podrá decir, “Soy Totalmente Chopo” y para lograrlo habrá de adquirir, consumir y representar, tal cual una madre de clase media que va a Palacio de Hierro, una identidad que no es capaz de construir pero sí comprar.



Finalmente, muchos de estos “líderes” que tenía entre 30 y 40 años en 1987, son, ahora, más bien, personas de la tercera edad que han extendido, at infinutum, su juventud y su “espíritu de lucha” pero que, en realidad, han resultado beneficiados de un espacio de jóvenes para jóvenes y que gradualmente ha sido cooptado por un mundo adulto que no ha dejado de alimentarse y beneficiarse —literalmente— de lo que en principio era un  espacio que iba más allá del sistema dominante y que buscaba cuestionar las reglas, entre otras las de orden comercial, para descifrar una manera ser y hacer alternativa expresada en el  Tianguis Cultural del Chopo.

No hay que ir muy lejos en la lógica depredatoria del capitalismo, hay que ir un poco más cerca, hay que ir al Tianguis del Chopo y, tal vez, descubramos que no es el sistema económico en sí mismo; como una forma de organización acicatada por la ambición y el dinero fácil; donde la violencia es ejercida si se tocan esos intereses.
Desde 1987, antes de la apertura de la economía mexicana, el Tianguis del Chopo ya era un gran negocio; posiblemente, debamos ir a un lugar más cercano —¿acaso universal?—: el corazón de  los seres humanos el que, entre otras cosas, podemos encontrar la avaricia, la amargura, la avidez y una mezcla muy compleja de sentimientos donde lo que se ve no es lo que parece; donde el líder de la contracultura es más cercano, de lo que parece, a la forma de ver y entender la vida  social a cualquier empresario que no pondera otra cosa que su interés privado, aún a costa de la vida, la ecología, su entorno, sus pares etcétera. Habría que pensar la creación de espacios, netamente contraculturales, donde se procure lo espontáneo, lo juvenil, lo diversos y la tolerancia  de la diferencia, que alberguen la posibilidad de convivir y disfrutar una nueva etapa de Tianguis Culturales en nuestro país. 

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